2. Soul of the storm

Tengo un talento excepcional, y va a hacer que me maten.
Seamos sinceros, las cosas no me han ido precisamente bien desde que robé a Becket, el Demonólogo de ojos rojos. Casi se podría decir que ese acto de estupidez inició todo este lío. Pero, aunque soy una maga, no puedo exactamente revertir el curso del tiempo, así que aquí estamos. Escondiéndonos.
Nos escondemos. ¿Por qué? Porque un gran jefe del crimen está ahí fuera, esperando a que cometamos un error que le permita agarrarnos como un lobo hambriento a la pata de un ciervo herido. Ahora, esconderse suena fácil, ¿verdad? ¿Te refugias en algún lugar con una chimenea, un par de libros y un montón de amigos magos? Pues no. Verás, nos hemos visto obligados a vivir con Becket, y él no tiene una horda de gatos como mascotas como una persona normal; tiene demonios, y es espeluznante como el infierno.
Pero, aunque pudiera vivir con los demonios, no puedo quedarme de brazos cruzados. El pergamino que recuperamos de la bóveda del Magister se está deshilachando, y si no entro pronto en la Tempestad y encuentro a mi Guardián, probablemente se convertirá en polvo y podremos despedirnos de cualquier esperanza de saber más sobre los tesoros de la Reina Ahogada. Tengo que ponerme las pilas y hacerlo, porque soy la única que puede. El problema es que la Tempestad no me abre sus puertas y se me acaba el tiempo.
El peso del mundo está sobre mis hombros, y no sé si podré hacerlo, pero tengo que intentarlo.